domingo, noviembre 18, 2007

Y...

Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano rincón
de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

Todo se transforma - Jorge Drexler


Y me revelo después de las heridas, de los llantos inútiles, de las palabras repetidas de memoria y de las mentiras susurradas al oído.
Y me desnudo y quemo las ropas que traía ese día, abro los ojos y vuelvo a respirar.
Y salgo del gris y vuelvo al color.
Y me reencuentro con mi risa sonora.
Y me veo las rodillas y noto que quedan marcas, esas que solo yo veo, pero que en un momento y de forma imperceptible dejaron de doler.
Y aprendí que cada día conozco algo nuevo de mi y sonrío cuando veo mi reflejo, porque por sobre todas las cosas soy honesta en mis palabras y en mis sentimientos, porque no describo historias inventadas en mi imaginación, no vendo falsedades, no hago daño (concientemente) y finalmente me doy cuenta que Drexler si tenia razón cuando cantaba que “todo se transforma”.
Y me bamboleo.
Y me sostienes.
Y que cada cosa que hacemos si tiene su consecuencia.
Y que los juegos pueden ser parte de nuestras vidas, pero no nos podemos pasar la vida jugando inútilmente.
Y que el Karma no tiene que ver con la suerte, tiene que ver con nuestras acciones.
Y quise (intensamente)
Y quiero (intensamente porque así soy)
Y no me arrepiento de mis errores.
Pero si me arrepiento de algunas de mis acciones.
Y observo lo que nunca vi antes.
Y camino por mis calles (por esas que ya conozco) y por otras que me llevan hacia nuevos lugares.
Y dejé de preocuparme por el calendario, pues el tiempo es relativo.
Y me vuelvo a llenar de música.
Y estoy, porque quiero estar.
Y estás, porque quieres estar.
Y sigo, porque ahora ya nada me lo impide...

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